Centroamérica está emergiendo como un referente en la adopción de energías renovables, con países como Costa Rica, El Salvador y Panamá liderando iniciativas para reducir su dependencia de combustibles fósiles. La región, rica en recursos naturales, está aprovechando el potencial de la energía solar, eólica, geotérmica e hidroeléctrica para construir un futuro más sostenible.
Costa Rica: Pionera en energía limpia
Costa Rica continúa siendo un modelo global en sostenibilidad, generando más del 98% de su electricidad a partir de fuentes renovables en 2024, principalmente hidroeléctrica, geotérmica y eólica. El país ha invertido en proyectos como el parque eólico de Tilarán, que produce 70 MW y abastece a miles de hogares. Además, el gobierno ha implementado políticas para promover la instalación de paneles solares en comunidades rurales, fomentando la democratización de la energía.
El Salvador: Innovación en solar y geotérmica
El Salvador destaca con la planta solar más grande de Centroamérica, ubicada en Usulután, que genera 100 MW y contribuye significativamente a la matriz energética del país. Según un informe de 2020, el 80% de la energía generada en el país proviene de fuentes renovables, gracias a la producción geotérmica e hidroeléctrica. Además, el país está modernizando sus instalaciones geotérmicas en Ahuachapán, con el objetivo de aumentar la capacidad en un 20% para 2026.
Panamá: Expansión solar en la frontera
En Panamá, el complejo fotovoltaico Solar Pro, ubicado en la región occidental cerca de la frontera con Costa Rica, está marcando un hito. Este proyecto, que responde a la creciente demanda energética de la zona, es un ejemplo de cómo la región está atrayendo inversiones privadas en energía solar. Panamá también está explorando proyectos eólicos en la provincia de Coclé, con una capacidad proyectada de 50 MW para 2027.
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Desafíos regionales
A pesar de los avances, Centroamérica enfrenta retos como la necesidad de mejorar las redes de transmisión eléctrica para integrar fuentes renovables de manera eficiente. La variabilidad climática también afecta la generación hidroeléctrica, lo que impulsa a los países a diversificar sus matrices energéticas. Además, la financiación de proyectos sigue siendo un obstáculo, aunque organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo están apoyando iniciativas verdes.
Oportunidades y perspectiva
La transición hacia energías renovables está generando empleos verdes y atrayendo turismo sostenible. En Guatemala, por ejemplo, los bajos costos de energía ($0.14 por kilovatio hora para empresas) están atrayendo a industrias que buscan operar con fuentes limpias. La región tiene el potencial de convertirse en un hub de exportación de energía renovable, especialmente hacia mercados como México y el Caribe.
Un llamado a la acción
Centroamérica está demostrando que la sostenibilidad es posible incluso en economías en desarrollo. En moisesbonilla.com, seguiremos cubriendo los esfuerzos de la región para liderar la transición energética.
Esta publicación fue realizada con el apoyo de inteligencia artificial.